La sociedad norteamericana, en un deseo por encontrar una vida mejor, experimentaban todo lo que fuera nuevo, y muchos hombres se empeñaban en encontrar la perfección humana, tan conocida dentro de la ideología norteamericana, mediante la reforma de la sociedad.
Los colonos que se establecen en el territorio original de los Estados Unidos habían sido obligados a emigrar por las persecuciones religiosas o por las transformaciones económicas inglesas. Una gran parte desempeñaba trabajos como sirvientes, pero hasta el más miserable inglés podía recibir un pedazo de tierra. De este modo fue como creció en los habitantes el deseo de expansión y el primer horizonte fue rumbo al oeste.
La independencia de los ingleses y la revolución industrial aportaron nuevos elementos al expansionismo norteamericano.
Son muchos los factores que explican esta nueva oleada expansionista de Estados Unidos, pero uno de los más importantes fue la adopción de una ideología conocida como “Destino Manifiesto”.
Los estados del sur de los Estados Unidos eran buenos productores, y viendo que el negocio era excelente, comenzaron a ambicionar la posesión de “todas las tierras algodoneras de la América septentrional”, que fue lo que empujó a Luisiana y a Texas. Su justificación al expansionismo era “extender el área de la libertad”, es decir, extender sus instituciones.
En México, la nueva sociedad era el resultado de la conquista. Se impusieron formas de vida, valores y religión a los vencidos. La nueva sociedad era la fusión de dos tradiciones.A partir de 1824 el gobierno de la República Mexicana y el de Coahuila y Texas multiplicó las concesiones de tierras sin tomar ninguna precaución. Esta medida atrajo a cientos de empresarios norteamericanos, que veían en Texas a un paraíso para el cultivo del algodón. Junto con ellos se desplazaron también aventureros, prófugos de la justicia y delincuentes desempleados, creando un ambiente de corrupción.
martes, 17 de noviembre de 2009
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